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4 de agosto de 2009

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5.000 nuevos pobres por día – (Si, cinco mil. Y no es un numero al azar!)

El economista analiza la situación de Argentina y el persistente deterioro en materia económica en el que se ha entrado en el último año
Por Javier González Fraga (*) | 02.08.2009

La economía argentina entró en el último año en un proceso complejo, de persistente deterioro. Si bien no hay elementos para pronosticar un colapso como los que vimos en las últimas décadas, esta situación es sumamente inestable y frágil por varios motivos.

La desconfianza generalizada, y la evidencia que en el último año la devaluación fue del doble del rendimiento promedio de los plazos fijos, alimentaron una permanente dolarización de carteras y/o huida de capitales, que promedia un poco menos de US$ 2 mil millones mensuales.

Pero a diferencia de lo sucedido en otras crisis externas, como la del 2001, no es el Banco Central el que financia con sus reservas esta salida de capitales, sino que las divisas provienen de un superávit comercial muy particular. Esto explica porque esa salida de capitales no provoca restricción crediticia, iliquidez en los bancos, ni alzas en las tasas de interés, que eran los complementos inevitables en anteriores procesos de desconfianza entre los inversores.

Efectivamente podemos tener este año un muy fuerte excedente comercial, superior a los US$ 15 mil millones, producido, no por el crecimiento de las exportaciones, sino por un colapso de las importaciones. La recesión mundial impactó negativamente en los precios y en los volúmenes exportados, y nuestras ventas al exterior mostrarán caídas entre el 10 y el 20%. Pero fueron las trabas impuestas a las importaciones, fundamentalmente a nuestros socios del Mercosur las que explican que las importaciones estén cayendo entre el 30 y el 40% con respecto al año anterior.

Esta situación no es fácil de preservarse por varios motivos. Nuestros socios comerciales están reclamando el desbloqueo de las llamadas Licencias de Importación no Automáticas. En algunas industrias comienza a sentirse el desabastecimiento de productos intermedios e insumos importados, lo que agrava una situación de por si complicada por la caída de la demanda interna y externa. A diferencia de la década del 90, el grueso de las importaciones son insumos, productos intermedios, o bienes de capital, y no consumo.

A este equilibrio inestable del sector externo se le suma un deterioro de las cuentas fiscales, y ya no se puede disimular la desaparición del superávit primario, y el surgimiento por primera vez en muchos años de un fuerte déficit fiscal financiero.

Este déficit se está financiando con instrumentos inflacionarios, como son los provenientes de las ganancias contables del Banco Central, la utilización de depósitos públicos del Banco Nación, o la reasignación de fondos de la ANSES. La Argentina, a diferencia de los demás países emergentes, que están volviendo gradualmente al mercado de crédito internacional, sigue aislada financieramente, como consecuencia de no haber resuelto las deudas pendientes, y fundamentalmente ante la incredulidad de las estadísticas oficiales.

Pero esta situación de déficit fiscal financiado con emisión monetaria, que en el pasado hubiera explicado un aumento de la inflación, y nuevos episodios de huida de capitales, es controlada por el contexto recesivo de la economía.

Obviamente, la inflación no baja de un nivel del 15% anual, mientras que el resto de América latina (excepto Venezuela) hoy muestra niveles menores al 5%. Una inflación semejante, en un contexto recesivo, genera tensiones salariales como las que ya estamos observando.

Adicionalmente la industria está en franca recesión, no solo por la caída de los mercados de exportación, sino por el deterioro del consumo interno, y el colapso de la inversión. Obviamente esto se traduce en un aumento del desempleo, que según mediciones privadas ya ha superado el 11,5% en las zonas urbanas, y apunta a superar el 12% a nivel nacional para fines de año.

En muchos casos este desempleo se disimula por suspensiones cuyo costo es subsidiado por el Estado nacional, pero esto no deja de generar una fuerte caída en los ingresos, y según mediciones recientes, el temor a perder el empleo se ha triplicado en los meses recientes.

También desaparecieron las horas extras, que en un país de altos costos laborales, suele ser la forma elegida para cubrir incrementos en la demanda de trabajo. Todo esto se traduce en una fuerte caída del consumo, y un aumento de las tensiones sociales.

Y mientras todo esto ocurre sigue creciendo la pobreza, que según estimaciones privadas ya afecta a casi 13 millones de personas, y sigue creciendo a un ritmo de casi ¡5 mil nuevos pobres por día!

La situación descripta es de deterioro, pero en aparente calma, la que sirve a las genuinas aspiraciones políticas, tanto del oficialismo como de la oposición, de procurar llegar a diciembre del 2011 para introducir los cambios de rumbo necesarios para que la Argentina retome el crecimiento con inclusión social, e inserción internacional. Esto sería lo ideal desde muchos puntos de vista. Pero ¿será posible que los tiempos políticos acompañen a los tiempos económicos? Es una pregunta difícil que plantea otros interrogantes.

¿Hasta cuando podremos financiar la huida de capitales frenando importaciones?

¿Hasta cuando podremos seguir debilitando las cuentas fiscales, sin acceso al financiamiento voluntario, o sin acudir a los organismos internacionales?

¿Hasta cuando podremos mantener el aparato productivo, sin nuevas inversiones, y sin recuperar la confianza, tanto de industriales, como de productores agropecuarios o de prestadores de servicios públicos privatizados, que han sido maltratados en los últimos años?

¿Hasta cuando mantendremos bajo control la puja distributiva entre precios y salarios?

¿Hasta cuando se mantendrá la paz social?

Todo parece indicar que la situación económica es solamente en apariencias estable. Y que no podrán demorarse demasiado la adopción de las medidas que recuperen la confianza entre los inversores, y las ganas de producir más entre los empresarios.

¿Podrán los Kirchner lograrlo? ¿Querrán hacerlo?

(*) Columnista del Diario Perfil

ban3

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5.000 nuevos pobres por día – (Si, cinco mil. Y no es un numero al azar!)

El economista analiza la situación de Argentina y el persistente deterioro en materia económica en el que se ha entrado en el último año
Por Javier González Fraga (*) | 02.08.2009

La economía argentina entró en el último año en un proceso complejo, de persistente deterioro. Si bien no hay elementos para pronosticar un colapso como los que vimos en las últimas décadas, esta situación es sumamente inestable y frágil por varios motivos.

La desconfianza generalizada, y la evidencia que en el último año la devaluación fue del doble del rendimiento promedio de los plazos fijos, alimentaron una permanente dolarización de carteras y/o huida de capitales, que promedia un poco menos de US$ 2 mil millones mensuales.

Pero a diferencia de lo sucedido en otras crisis externas, como la del 2001, no es el Banco Central el que financia con sus reservas esta salida de capitales, sino que las divisas provienen de un superávit comercial muy particular. Esto explica porque esa salida de capitales no provoca restricción crediticia, iliquidez en los bancos, ni alzas en las tasas de interés, que eran los complementos inevitables en anteriores procesos de desconfianza entre los inversores.

Efectivamente podemos tener este año un muy fuerte excedente comercial, superior a los US$ 15 mil millones, producido, no por el crecimiento de las exportaciones, sino por un colapso de las importaciones. La recesión mundial impactó negativamente en los precios y en los volúmenes exportados, y nuestras ventas al exterior mostrarán caídas entre el 10 y el 20%. Pero fueron las trabas impuestas a las importaciones, fundamentalmente a nuestros socios del Mercosur las que explican que las importaciones estén cayendo entre el 30 y el 40% con respecto al año anterior.

Esta situación no es fácil de preservarse por varios motivos. Nuestros socios comerciales están reclamando el desbloqueo de las llamadas Licencias de Importación no Automáticas. En algunas industrias comienza a sentirse el desabastecimiento de productos intermedios e insumos importados, lo que agrava una situación de por si complicada por la caída de la demanda interna y externa. A diferencia de la década del 90, el grueso de las importaciones son insumos, productos intermedios, o bienes de capital, y no consumo.

A este equilibrio inestable del sector externo se le suma un deterioro de las cuentas fiscales, y ya no se puede disimular la desaparición del superávit primario, y el surgimiento por primera vez en muchos años de un fuerte déficit fiscal financiero.

Este déficit se está financiando con instrumentos inflacionarios, como son los provenientes de las ganancias contables del Banco Central, la utilización de depósitos públicos del Banco Nación, o la reasignación de fondos de la ANSES. La Argentina, a diferencia de los demás países emergentes, que están volviendo gradualmente al mercado de crédito internacional, sigue aislada financieramente, como consecuencia de no haber resuelto las deudas pendientes, y fundamentalmente ante la incredulidad de las estadísticas oficiales.

Pero esta situación de déficit fiscal financiado con emisión monetaria, que en el pasado hubiera explicado un aumento de la inflación, y nuevos episodios de huida de capitales, es controlada por el contexto recesivo de la economía.

Obviamente, la inflación no baja de un nivel del 15% anual, mientras que el resto de América latina (excepto Venezuela) hoy muestra niveles menores al 5%. Una inflación semejante, en un contexto recesivo, genera tensiones salariales como las que ya estamos observando.

Adicionalmente la industria está en franca recesión, no solo por la caída de los mercados de exportación, sino por el deterioro del consumo interno, y el colapso de la inversión. Obviamente esto se traduce en un aumento del desempleo, que según mediciones privadas ya ha superado el 11,5% en las zonas urbanas, y apunta a superar el 12% a nivel nacional para fines de año.

En muchos casos este desempleo se disimula por suspensiones cuyo costo es subsidiado por el Estado nacional, pero esto no deja de generar una fuerte caída en los ingresos, y según mediciones recientes, el temor a perder el empleo se ha triplicado en los meses recientes.

También desaparecieron las horas extras, que en un país de altos costos laborales, suele ser la forma elegida para cubrir incrementos en la demanda de trabajo. Todo esto se traduce en una fuerte caída del consumo, y un aumento de las tensiones sociales.

Y mientras todo esto ocurre sigue creciendo la pobreza, que según estimaciones privadas ya afecta a casi 13 millones de personas, y sigue creciendo a un ritmo de casi ¡5 mil nuevos pobres por día!

La situación descripta es de deterioro, pero en aparente calma, la que sirve a las genuinas aspiraciones políticas, tanto del oficialismo como de la oposición, de procurar llegar a diciembre del 2011 para introducir los cambios de rumbo necesarios para que la Argentina retome el crecimiento con inclusión social, e inserción internacional. Esto sería lo ideal desde muchos puntos de vista. Pero ¿será posible que los tiempos políticos acompañen a los tiempos económicos? Es una pregunta difícil que plantea otros interrogantes.

¿Hasta cuando podremos financiar la huida de capitales frenando importaciones?

¿Hasta cuando podremos seguir debilitando las cuentas fiscales, sin acceso al financiamiento voluntario, o sin acudir a los organismos internacionales?

¿Hasta cuando podremos mantener el aparato productivo, sin nuevas inversiones, y sin recuperar la confianza, tanto de industriales, como de productores agropecuarios o de prestadores de servicios públicos privatizados, que han sido maltratados en los últimos años?

¿Hasta cuando mantendremos bajo control la puja distributiva entre precios y salarios?

¿Hasta cuando se mantendrá la paz social?

Todo parece indicar que la situación económica es solamente en apariencias estable. Y que no podrán demorarse demasiado la adopción de las medidas que recuperen la confianza entre los inversores, y las ganas de producir más entre los empresarios.

¿Podrán los Kirchner lograrlo? ¿Querrán hacerlo?

(*) Columnista del Diario Perfil

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26 de julio de 2009

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No Es Africa, es ARGENTINA-Chaco: capital nacional de la pobreza

Tiene el índice más alto de todo el país. la indigencia y la desnutrición, a sólo 35 cuadras de la casa de gobierno.

La principal ciudad de la provincia gobernada por Jorge Capitanich, uno de los kirchneristas con mejor performance en las últimas elecciones, está rodeada por un cinturón de barrios precarios. Las historias detrás de las frías estadísticas.

En ese conglomerado de chapas de cartón, plástico y madera sobreviven hacinadas en condiciones de extrema pobreza uno de cada tres habitantes de la ciudad con mayor cantidad de indigentes del país.

Resistencia es sólo la puerta de ingreso a un territorio que tiene la mitad de su población bajo la línea de pobreza. “Desnutridos, mal nutridos y anémicos, así se encuentran unos 15 mil chaqueñitos menores de 14 años”, aseguró Rolando Núñez, coordinador del Centro de Estudios “Nelson Mandela”, una institución dedicada a la investigación y el trabajo de campo con los sectores más desprotegidos.

En diciembre de 2007, la provincia es dirigida por Jorge Capitanich, uno de los pocos gobernadores kirchneristas que zafó del papelón electoral del 28 de junio, cuando obtuvo más del 48% de los votos.**(Ver nota al pie).

Capitanich imitó las peores mañas de sus referentes políticos. Por eso, como una fatídica réplica del INDEC de Moreno, el fantasma de la adulteración de cifras se cierne sobre el departamento estadístico chaqueño. Mientras oficialmente se admite un 35,4% de pobreza y un 9,4% de indigencia, un relevamiento realizado por el Instituto para el Desarrollo de las Economías Regionales (IDESA) sostiene que el porcentaje de pobres asciende al 49,7% y el de indigentes, al 17,2 por ciento.


Los mismos números del Ministerio de Salud de Chaco admiten que el porcentaje de niños desnutridos en 2008 fue más alto que el de 2004, 2005, 2006 y 2007. Si se analiza la tabla del Plan Materno Infantil provincial, se observa que el año pasado, de los 19.496 bebés menores de un año bajo control médico, el 6,2% tenía algún tipo de desnutrición. En números absolutos, 1.040 con grado uno, el más leve; 154 con grado dos, y 24 en el estadio más grave. De los 20.233 chicos de un año bajo supervisión médica, el 19,6% presentó algún déficit nutricional, es decir, 3.956 niños, el triple de los valores del grupo anterior para el mismo año. Similar es el panorama de los chaqueños de entre dos y cinco años: el 17,5% está en condiciones de malnutrición. “Las tasas anuales de desnutrición infantil en Chaco son de las más altas de la Argentina”, sostuvo Núñez.

SECTORES MÁS AFECTADOS. La avenida Soberanía divide las dos realidades que coexisten en la capital chaqueña. De un lado, la trama urbana donde viven unas 250 mil personas. Del otro, unas 25 mil familias que se desparraman a lo largo de un corredor de 24 kilómetros de asentamientos que rodea la ciudad de Resistencia. La Rubita es el primero de estos conglomerados informales erigidos en terrenos que alguna vez pertenecieron al Ejército. “Hace 34 años que vivo acá y siempre hubo la misma pobreza”, recordó Eulogio Quintana, que acaba de cumplir 67. La desnutrición de primer grado que sufre no hace otra cosa que agravar la patología que lo aqueja desde hace más de una década: padece leishmaniasis cutánea, una enfermedad infecciosa que transmiten los perros y que le provocó la pérdida de tejidos cartilaginosos en la cara y lesiones muy severas en la piernas. “Como no recibimos ninguna ayuda, me veo obligado a seguir cirujeando con el carrito para poder comer”, relató el anciano.

Unas 15 cuadras al norte se encuentra el comedor 1º de Mayo. Unas 300 familias se alimentan gracias al trabajo solidario que desarrolla un conjunto de personas liderado por Gladys Muñoz, una enfermera del Hospital Perrando que se conmueve cuando ve un chico desnutrido. “Soy madre de seis hijos y tengo 14 nietos, no puedo soportar la injusticia de que estas familias no puedan darles de comer a sus hijos”, afirmó a Crítica de la Argentina. A pesar del enorme esfuerzo que realizan, no pueden satisfacer la demanda de los hambrientos, que cada día son más. “Durante dos meses nos obligaron a cerrar por la emergencia sanitaria de la gripe, no sé cómo se las habrá arreglado esta pobre gente”, cuenta Muñoz mientras hunde un cucharón en la olla donde cocina guiso de arroz y menudos de pollo. Los chicos y sus madres desfilan con recipientes de todos los tamaños a la espera de la única comida del día. “La mayor parte de estas familias fueron expulsadas del campo como consecuencia de que no existen fuentes de trabajo y se hacinan en las periferias de las grandes ciudades como Resistencia, Sáenz Peña o Villa Ángela”, explica Núñez.

SE CAE EL PROMEDIO. Los nacidos en Chaco tienen una expectativa de vida de 69 años, seis menos que el promedio nacional. Los últimos indicadores oficiales a nivel nacional colocan la mortalidad infantil chaqueña por encima de los 21,2 cada mil nacidos vivos.
“La situación socioeconómica es muy grave, todo lo que podamos hacer nosotros no alcanza para resolver el drama de la desnutrición”, dijo la doctora Griselda Spezzati, pediatra que dirige el Centro de Salud de la Villa Don Alberto. “Recibimos muchos pacientes con desnutrición de primer grado, que es la que está originada por la mala alimentación. Estos chiquitos están más expuestos a parasitosis, insuficiencias renales o enfermedades respiratorias como la broquiolitis o la neumonía”, detalló la profesional. “Tuvimos problemas con el suministro de leche en polvo debido a deficiencias organizativas a nivel central, además de los problemas que originó la emergencia sanitaria provocada tanto por el dengue como por la gripe A”, agregó. Spezzati detalló que “la dieta diaria que consumen los chiquitos es insuficiente y se compone fundamentalmente de hidratos de carbono, lo que genera problemas de malnutrición por tratarse de un exceso de hidratos de carbono y una falta de vitaminas y proteínas”.

El INDEC de Capitanich
“El gobierno provincial organizó la Encuesta Provincial Trimestral de Hogares Por Microrregiones (EPTHO), con igual performance que el INDEC de Moreno”, afirmó Núñez. Los datos procesados correspondientes al primer semestre de 2008 le permite establecer que el 35,4% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza y el 9,4%, por debajo de la línea de indigencia.
“Si se revaloriza la inflación según los precios reales de los bienes de consumo y de servicios que integran las dos canastas, se puede afirmar que la pobreza dura en Chaco alcanza al 40% de la población y la real completa es de 49%”, explica un documento del IDESA. “El 40 % del universo real de niños desnutridos no fueron denunciados como tales, de modo de que la información oficial no es correcta”, afirmó Núñez. Según los datos oficiales, hay 11 mil menores de cinco años desnutridos. “Sin embargo, quedan como cifras negras en salud aproximadamente 4.100 chicos con primero, segundo y tercer grado de desnutrición, por lo que el estimado real de niños desnutridos es de 15.600. “La desnutrición es baja mientras el bebé es amamantado, con una tasa de 4,3 por ciento. Desde que deja de tomar la leche materna y hasta los cinco años, la pobreza carga más de diez puntos, triplicándose la cantidad de niños desnutridos hasta alcanzar el 15,5 %”, afirma Núñez.

Fuente; Diario Critica de hoy, 26 de Julio 2009 -

Nota Adicional: ** Buscar el Google, denuncias por fraude electoral.

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No Es Africa, es ARGENTINA-Chaco: capital nacional de la pobreza

Tiene el índice más alto de todo el país. la indigencia y la desnutrición, a sólo 35 cuadras de la casa de gobierno.

La principal ciudad de la provincia gobernada por Jorge Capitanich, uno de los kirchneristas con mejor performance en las últimas elecciones, está rodeada por un cinturón de barrios precarios. Las historias detrás de las frías estadísticas.

En ese conglomerado de chapas de cartón, plástico y madera sobreviven hacinadas en condiciones de extrema pobreza uno de cada tres habitantes de la ciudad con mayor cantidad de indigentes del país.

Resistencia es sólo la puerta de ingreso a un territorio que tiene la mitad de su población bajo la línea de pobreza. “Desnutridos, mal nutridos y anémicos, así se encuentran unos 15 mil chaqueñitos menores de 14 años”, aseguró Rolando Núñez, coordinador del Centro de Estudios “Nelson Mandela”, una institución dedicada a la investigación y el trabajo de campo con los sectores más desprotegidos.

En diciembre de 2007, la provincia es dirigida por Jorge Capitanich, uno de los pocos gobernadores kirchneristas que zafó del papelón electoral del 28 de junio, cuando obtuvo más del 48% de los votos.**(Ver nota al pie).

Capitanich imitó las peores mañas de sus referentes políticos. Por eso, como una fatídica réplica del INDEC de Moreno, el fantasma de la adulteración de cifras se cierne sobre el departamento estadístico chaqueño. Mientras oficialmente se admite un 35,4% de pobreza y un 9,4% de indigencia, un relevamiento realizado por el Instituto para el Desarrollo de las Economías Regionales (IDESA) sostiene que el porcentaje de pobres asciende al 49,7% y el de indigentes, al 17,2 por ciento.


Los mismos números del Ministerio de Salud de Chaco admiten que el porcentaje de niños desnutridos en 2008 fue más alto que el de 2004, 2005, 2006 y 2007. Si se analiza la tabla del Plan Materno Infantil provincial, se observa que el año pasado, de los 19.496 bebés menores de un año bajo control médico, el 6,2% tenía algún tipo de desnutrición. En números absolutos, 1.040 con grado uno, el más leve; 154 con grado dos, y 24 en el estadio más grave. De los 20.233 chicos de un año bajo supervisión médica, el 19,6% presentó algún déficit nutricional, es decir, 3.956 niños, el triple de los valores del grupo anterior para el mismo año. Similar es el panorama de los chaqueños de entre dos y cinco años: el 17,5% está en condiciones de malnutrición. “Las tasas anuales de desnutrición infantil en Chaco son de las más altas de la Argentina”, sostuvo Núñez.

SECTORES MÁS AFECTADOS. La avenida Soberanía divide las dos realidades que coexisten en la capital chaqueña. De un lado, la trama urbana donde viven unas 250 mil personas. Del otro, unas 25 mil familias que se desparraman a lo largo de un corredor de 24 kilómetros de asentamientos que rodea la ciudad de Resistencia. La Rubita es el primero de estos conglomerados informales erigidos en terrenos que alguna vez pertenecieron al Ejército. “Hace 34 años que vivo acá y siempre hubo la misma pobreza”, recordó Eulogio Quintana, que acaba de cumplir 67. La desnutrición de primer grado que sufre no hace otra cosa que agravar la patología que lo aqueja desde hace más de una década: padece leishmaniasis cutánea, una enfermedad infecciosa que transmiten los perros y que le provocó la pérdida de tejidos cartilaginosos en la cara y lesiones muy severas en la piernas. “Como no recibimos ninguna ayuda, me veo obligado a seguir cirujeando con el carrito para poder comer”, relató el anciano.

Unas 15 cuadras al norte se encuentra el comedor 1º de Mayo. Unas 300 familias se alimentan gracias al trabajo solidario que desarrolla un conjunto de personas liderado por Gladys Muñoz, una enfermera del Hospital Perrando que se conmueve cuando ve un chico desnutrido. “Soy madre de seis hijos y tengo 14 nietos, no puedo soportar la injusticia de que estas familias no puedan darles de comer a sus hijos”, afirmó a Crítica de la Argentina. A pesar del enorme esfuerzo que realizan, no pueden satisfacer la demanda de los hambrientos, que cada día son más. “Durante dos meses nos obligaron a cerrar por la emergencia sanitaria de la gripe, no sé cómo se las habrá arreglado esta pobre gente”, cuenta Muñoz mientras hunde un cucharón en la olla donde cocina guiso de arroz y menudos de pollo. Los chicos y sus madres desfilan con recipientes de todos los tamaños a la espera de la única comida del día. “La mayor parte de estas familias fueron expulsadas del campo como consecuencia de que no existen fuentes de trabajo y se hacinan en las periferias de las grandes ciudades como Resistencia, Sáenz Peña o Villa Ángela”, explica Núñez.

SE CAE EL PROMEDIO. Los nacidos en Chaco tienen una expectativa de vida de 69 años, seis menos que el promedio nacional. Los últimos indicadores oficiales a nivel nacional colocan la mortalidad infantil chaqueña por encima de los 21,2 cada mil nacidos vivos.
“La situación socioeconómica es muy grave, todo lo que podamos hacer nosotros no alcanza para resolver el drama de la desnutrición”, dijo la doctora Griselda Spezzati, pediatra que dirige el Centro de Salud de la Villa Don Alberto. “Recibimos muchos pacientes con desnutrición de primer grado, que es la que está originada por la mala alimentación. Estos chiquitos están más expuestos a parasitosis, insuficiencias renales o enfermedades respiratorias como la broquiolitis o la neumonía”, detalló la profesional. “Tuvimos problemas con el suministro de leche en polvo debido a deficiencias organizativas a nivel central, además de los problemas que originó la emergencia sanitaria provocada tanto por el dengue como por la gripe A”, agregó. Spezzati detalló que “la dieta diaria que consumen los chiquitos es insuficiente y se compone fundamentalmente de hidratos de carbono, lo que genera problemas de malnutrición por tratarse de un exceso de hidratos de carbono y una falta de vitaminas y proteínas”.

El INDEC de Capitanich
“El gobierno provincial organizó la Encuesta Provincial Trimestral de Hogares Por Microrregiones (EPTHO), con igual performance que el INDEC de Moreno”, afirmó Núñez. Los datos procesados correspondientes al primer semestre de 2008 le permite establecer que el 35,4% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza y el 9,4%, por debajo de la línea de indigencia.
“Si se revaloriza la inflación según los precios reales de los bienes de consumo y de servicios que integran las dos canastas, se puede afirmar que la pobreza dura en Chaco alcanza al 40% de la población y la real completa es de 49%”, explica un documento del IDESA. “El 40 % del universo real de niños desnutridos no fueron denunciados como tales, de modo de que la información oficial no es correcta”, afirmó Núñez. Según los datos oficiales, hay 11 mil menores de cinco años desnutridos. “Sin embargo, quedan como cifras negras en salud aproximadamente 4.100 chicos con primero, segundo y tercer grado de desnutrición, por lo que el estimado real de niños desnutridos es de 15.600. “La desnutrición es baja mientras el bebé es amamantado, con una tasa de 4,3 por ciento. Desde que deja de tomar la leche materna y hasta los cinco años, la pobreza carga más de diez puntos, triplicándose la cantidad de niños desnutridos hasta alcanzar el 15,5 %”, afirma Núñez.

Fuente; Diario Critica de hoy, 26 de Julio 2009 -

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14 de julio de 2009

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Los asaltantes engañaron al policía antes de fusilarlo

Los ladrones salían de la parrilla asaltada fingiendo ser clientes. "Están robando el boliche", le dijo uno. Cuando el policía dudó un instante, el otro le disparó a quemarropa. Ya hay identikits de los asesinos.

La pareja ya le había avisado que estaban robando en la parrilla de la esquina. El agente Marcelo De Bernardi avanzó con pasos rápidos y con su mano derecha firme en la cartuchera. En esos segundos previos a su muerte no se detuvo para pedir refuerzos por handy. Casi en la puerta del restorán se cruzó con un joven que le dijo: "Están robando el boliche". Dudó. Pero ya era tarde. Ese descuido de un segundo fue la oportunidad que tuvo el otro ladrón: le disparó con una pistola 11.25. La bala impactó en el chaleco del policía. Cayó al piso y no tuvo tiempo de defenderse. El asaltante se le acercó y le disparó cuatro tiros más. Le sacó el arma y escapó.

Su cómplice ya había huido en la moto en la que habían llegado a robar a la parrilla. Y éste, con las dos pistolas amenazó a un chico que hace el delivery para una heladería y le robó el ciclomotor.

"Es prioridad para nosotros dar con los asesinos de De Bernardi y estamos bien encaminados", aseguró ayer una alta fuente policial. Los investigadores de la comisaría 10a. trabajan sobre una hipótesis: que los dos ladrones no son ajenos al barrio y ya habrían cometido otros robos en la zona. Como actuaron a cara descubierta hay una buena cantidad de testigos que podrían reconocerlos. De hecho, siete de esos testigos aportaron datos para que la Policía hiciera dos identikits que, según los voceros, son "de un alto grado de certeza".

El robo ocurrió el sábado a las 22, en Pedro Goyena y Viel, en Caballito, una zona con mucha oferta gastronómica. Es por eso que allí la comisaría 10a. tiene diagramada una posta de consignas para tratar de evitar robos.

A pesar de eso, los ladrones entraron y, en apenas unos minutos, tomaron el dinero que estaba en la caja y le sacaron algunas pertenencias a los clientes que estaban cenando. Entre las cosas de las que se apoderaron había dinero, alhajas y teléfonos celulares.

Mientras el robo se producía, De Bernardi estaba parado entre una estación de servicio y una heladería a unos 50 metros del restorán. Hasta allí fue la pareja a avisarle lo que pasaba en la esquina.

Las fuentes confirmaron que no hubo tiroteo. Los cinco tiros salieron todos de la pistola calibre 11.25 que tenía uno de los ladrones. Un balazo dio en el chaleco antibalas y el resto en el cuerpo del suboficial: dos en el cuello, uno en la cabeza y uno en el abdomen.

Uno de los ladrones escapó en la moto en la que habían llegado. El otro cruzó Pedro Goyena, y en la puerta de la heladería donde antes estaba el policía, le robó el ciclomotor al chico del delivery.

Si bien a la parrilla entraron dos ladrones, los investigadores no descartan que hayan contado con el apoyo de un tercer cómplice. "En este sentido hay algunos datos contradictorios, la mayoría de los testigos hablan de dos, pero hay otros que mencionan tres".

Ayer a la mañana familiares, amigos y policías despidieron los restos de De Bernardi en medio de mucho dolor. El cortejo fúnebre partió de la sala velatoria, en Córdoba y Salguero, a las 11.15 y se dirigió al cementerio de Chacarita, donde se realizó la inhumación.

Antes, el único familiar del policía que habló fue su cuñado, Roberto Castro. Recordó que el agente amaba la profesión pero cuestionó a las autoridades policiales al señalar que su cuñado se tuvo que comprar su chaleco antibalas.

Colaboraron: Fabricio Soza y Hernan De Corso

http://www.clarin.com/diario/2009/07/14/policiales/g-01957888.htm

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Los asaltantes engañaron al policía antes de fusilarlo

Los ladrones salían de la parrilla asaltada fingiendo ser clientes. "Están robando el boliche", le dijo uno. Cuando el policía dudó un instante, el otro le disparó a quemarropa. Ya hay identikits de los asesinos.

La pareja ya le había avisado que estaban robando en la parrilla de la esquina. El agente Marcelo De Bernardi avanzó con pasos rápidos y con su mano derecha firme en la cartuchera. En esos segundos previos a su muerte no se detuvo para pedir refuerzos por handy. Casi en la puerta del restorán se cruzó con un joven que le dijo: "Están robando el boliche". Dudó. Pero ya era tarde. Ese descuido de un segundo fue la oportunidad que tuvo el otro ladrón: le disparó con una pistola 11.25. La bala impactó en el chaleco del policía. Cayó al piso y no tuvo tiempo de defenderse. El asaltante se le acercó y le disparó cuatro tiros más. Le sacó el arma y escapó.

Su cómplice ya había huido en la moto en la que habían llegado a robar a la parrilla. Y éste, con las dos pistolas amenazó a un chico que hace el delivery para una heladería y le robó el ciclomotor.

"Es prioridad para nosotros dar con los asesinos de De Bernardi y estamos bien encaminados", aseguró ayer una alta fuente policial. Los investigadores de la comisaría 10a. trabajan sobre una hipótesis: que los dos ladrones no son ajenos al barrio y ya habrían cometido otros robos en la zona. Como actuaron a cara descubierta hay una buena cantidad de testigos que podrían reconocerlos. De hecho, siete de esos testigos aportaron datos para que la Policía hiciera dos identikits que, según los voceros, son "de un alto grado de certeza".

El robo ocurrió el sábado a las 22, en Pedro Goyena y Viel, en Caballito, una zona con mucha oferta gastronómica. Es por eso que allí la comisaría 10a. tiene diagramada una posta de consignas para tratar de evitar robos.

A pesar de eso, los ladrones entraron y, en apenas unos minutos, tomaron el dinero que estaba en la caja y le sacaron algunas pertenencias a los clientes que estaban cenando. Entre las cosas de las que se apoderaron había dinero, alhajas y teléfonos celulares.

Mientras el robo se producía, De Bernardi estaba parado entre una estación de servicio y una heladería a unos 50 metros del restorán. Hasta allí fue la pareja a avisarle lo que pasaba en la esquina.

Las fuentes confirmaron que no hubo tiroteo. Los cinco tiros salieron todos de la pistola calibre 11.25 que tenía uno de los ladrones. Un balazo dio en el chaleco antibalas y el resto en el cuerpo del suboficial: dos en el cuello, uno en la cabeza y uno en el abdomen.

Uno de los ladrones escapó en la moto en la que habían llegado. El otro cruzó Pedro Goyena, y en la puerta de la heladería donde antes estaba el policía, le robó el ciclomotor al chico del delivery.

Si bien a la parrilla entraron dos ladrones, los investigadores no descartan que hayan contado con el apoyo de un tercer cómplice. "En este sentido hay algunos datos contradictorios, la mayoría de los testigos hablan de dos, pero hay otros que mencionan tres".

Ayer a la mañana familiares, amigos y policías despidieron los restos de De Bernardi en medio de mucho dolor. El cortejo fúnebre partió de la sala velatoria, en Córdoba y Salguero, a las 11.15 y se dirigió al cementerio de Chacarita, donde se realizó la inhumación.

Antes, el único familiar del policía que habló fue su cuñado, Roberto Castro. Recordó que el agente amaba la profesión pero cuestionó a las autoridades policiales al señalar que su cuñado se tuvo que comprar su chaleco antibalas.

Colaboraron: Fabricio Soza y Hernan De Corso

http://www.clarin.com/diario/2009/07/14/policiales/g-01957888.htm

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