12 de mayo de 2009

Vaticinios que nos afectan a todos - lanacion.com

Vaticinios que nos afectan a todos - lanacion.com: "Editorial II

Las desafortunadas advertencias agoreras de los Kirchner desnudan su propia debilidad para asegurar gobernabilidad

Las campañas electorales, aquí y en todo el mundo, tienden a ser cada vez más duras. Pero la sensatez de los candidatos, así como la comprensión cabal del papel que les cabe, debería llevarlos a cuidarse de no comprometer el futuro de la Nación en cada instancia comicial.

Ni oficialistas ni opositores, cualquiera sea la pasión o el entusiasmo con que encaren sus respectivas campañas, pueden ignorar que actúan en un país que se mueve en un contexto internacional que se ha vuelto inusitadamente complejo.

Los países tratan de superar la crisis económica con medidas drásticas e inusuales que, poco a poco, hagan renacer la confianza de los operadores económicos. En este sentido, hace muy pocos días el propio presidente Barack Obama ha expresado que su primera meta para revertir los efectos devastadores de la crisis es recrear el crédito, esto es, la confianza de todos en el futuro común. En el mismo sentido se han expedido los líderes de la Unión Europea, alguno de los cuales cree ver ya el comienzo de una lenta pero progresiva recuperación.

En suma, todos tratan de renovar la fe y generar tranquilidad y confianza en sus respectivas sociedades acerca de que con cautela y medidas atinadas se podrán dejar atrás las calamidades que han golpeado a sus respectivas estructuras económicas y sociales.

Mientras eso ocurre en el mundo, en la Argentina son los propios gobernantes los que insólitamente amenazan con la peor de las crisis si el resultado de las elecciones en ciernes les resulta adverso. En otras palabras, cualquier argentino que deba tomar una decisión económica debería postergarla para así poder determinar si los agoreros vaticinios del gobierno terminan, o no, siendo reales. Con lo cual la crisis prenunciada por despecho e imprudencia y como parte de una campaña electoral puede hasta llegar a tener principio de ejecución más allá del real resultado electoral.

Gane o pierda el oficialismo, el país ha comenzado a detenerse a la espera de los acontecimientos. La equivocada estrategia electoral del matrimonio gobernante ha aumentado la desconfianza y la incertidumbre, además de acercar la posibilidad de una crisis presuntamente inevitable.

Esto es mucho más grave aún para eventuales inversores extranjeros, que escuchan con atención e indiscutible precaución los dichos anticipatorios del oficialismo.

Si pudiera ocurrir -por lo que dicen los Kirchner- que por el mero resultado de unas elecciones legislativas el país retroceda hasta los peores momentos de 2001, la situación sería sumamente grave. No sólo después del 28 de junio, sino ahora mismo.

La fragilidad económica real y la falta de confianza explican quizá los 6000 millones de dólares que han huido del país en lo que va del año, que se suman a los 23.000 que se fugaron el año pasado. Más allá de los índices de gobernabilidad que se elaboran en los gabinetes, esas cifras parecen confirmar el altísimo grado de desconfianza que se ha apoderado de todos aquellos que tienen en la Argentina alguna capacidad de ahorro. Por lo demás, si los propios argentinos llevan sus dineros fuera del país, no podría esperarse -con seriedad- que sean los de afuera quienes inviertan para volver a poner en funcionamiento nuestra economía. De allí su notoria ausencia.

El tema es grave porque en dos meses las elecciones habrán quedado atrás, pero la sensación de fragilidad de nuestro sistema político y económico sobre el cual se está insistiendo desaprensivamente desde el Poder Ejecutivo no será fácil de superar. La confianza y el crédito, como la honestidad, se pueden perder en un instante. Recuperarlos lleva mucho tiempo.

Lo cierto es que las desafortunadas advertencias -tan alarmistas como agoreras- de los Kirchner desnudan una verdad evidente: su propia incapacidad para asegurar gobernabilidad en el marco de la República sin recurrir al populismo, al temor y a la concentración inédita de poder que hoy existe."
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