7 de abril de 2009

Volver a las andadas : Podcasts de Pepe Eliaschev - Perfil.com

Volver a las andadas : Podcasts de Pepe Eliaschev - Perfil.com: "Volver a las andadas
Por Pepe Eliaschev | 7 de Abril del 2009 |

Una semana exacta después de la muerte de Raúl Alfonsín la triste realidad vuelve a prevalecer en la escuálida, indigente, repudiable manera argentina de hacer política, no solamente desde el poder, sino también desde la oposición.

Si algo había proyectado el momento de la muerte de Alfonsín fue la ilusión de que un país crispado, cruzado por la intolerancia, por los maximalismos y por los fundamentalismos, pudiera de alguna manera reconocerse no solamente en el recogimiento respetuoso que suscita el fallecimiento de un gran hombre, sino también en la comprensión de que sin un verdadero diálogo, no hay sociedad que pueda avanzar. No había razones para hacerse muchas ilusiones, sin embargo la manifestación había sido imponente y las palabras de los dirigentes políticos habían sido verdaderamente ejemplares.

Amanecía la posibilidad de que la Argentina de alguna manera cambiara los métodos para gestionar la política. Sin embargo, si la muerte produce unidad, la vida real en la Argentina sigue siendo un escenario de confrontación y crispación permanente. En las últimas horas, por ejemplo, la presidente Cristina Kirchner volvió a cargar las tintas de manera enfática contra los productores agropecuarios. El propio presidente Néstor Kirchner volvió a atacar con nombre y apellido a sus competidores -los que más le duelen-, en el peronismo de la provincia de Buenos Aires, ahora fortalecido con el apoyo del peronismo cordobés -que también decidió cruzar de calle y no tener ya nada más que ver con la Quinta de Olivos.

Pero si el problema fuera estrictamente vinculado con el oficialismo sería sencillo. Lamentablemente estos vientos de crispación, esta incapacidad de conseguir denominadores comunes, también se advierte en las fuerzas opositoras. La construcción que, por ejemplo, llevan adelante en la provincia de Buenos Aires Francisco de Narváez, Felipe Solá y Mauricio Macri sigue básicamente condicionada por un tira y afloje de características prebendarias, de construcción de territorios propios y, sobre todo, de proyección para el 2011. En todo momento, los tres hablan de “espacio”, ninguno tiene partido. Ninguno, siquiera, imagina formar un partido.

Macri había hecho lo más parecido al intento de un partido político en la Capital Federal con Compromiso para el Cambio, pero esto ha quedado ciertamente como un elemento de la memoria, del pasado, esas asignaturas pendientes que nunca habrán de ser rendidas. Mauricio Macri no pretende crear un partido político y es evidente que los manejos preelectorales de de Narváez y Solá apuntan básicamente a eso: a explotar la circunstancia, derrotar al kirchnerismo realmente existente y luego ver qué se hace de cara al 2011.

Una vez más, el viejo problema argentino que la muerte de Alfonsín había revelado como una de las urgencias más dramáticas: la inexistencia de instituciones, la debilidad de las estructuras, la desacreditación permanente de los partidos políticos por los propios políticos. Y lo mismo aparece por el lado del “panradicalismo”: se ha dado en llamar al “panradicalismo” al esfuerzo de convergencias entre la orgánica Unión Cívica Radical –que preside Gerardo Morales- y la Coalición Cívica de Elisa Carrió, que ha sido esencialmente una suerte de paraguas bajo el cual se refugiaron muchísimos radicales -aunque algunos no lo son como Patricia Bullrich- en el momento en que le tocó a la UCR iniciar el camino del repliegue.

Pero la muerte de Alfonsín proyecta con fuerza la figura de Ricardo Alfonsín y, sin embargo, en la propia interna del radicalismo de la provincia de Buenos Aires no parece que todo esté coagulado como correspondía, porque si bien en el sector de Federico Storani y Leopoldo Moreau se renuncia a la interna para propiciar una unidad, lo cierto del caso es que el sector de Elisa Carrió de ninguna manera quiere que en esa lista conjunta “panradical” esté la totalidad del radicalismo.

Ni que hablar de la Ciudad de Buenos Aires y los esfuerzos del kirchnerismo por encontrar patéticamente un candidato que no existe. Ya han sido desacreditados -o en todo caso se ha prescindido- de figuras como Rafael Bielsa, como Daniel Filmus –del que se pensaba el disparate de que renunciara a la banca de senador para ser candidato a diputado- y también Jorge Telerman. Aparece ahora la figura de Carlos Heller que viene de la izquierda tradicional, alguien que se ha configurado políticamente en el movimiento financiero cooperativo y que nada tiene que ver con el peronismo y que –aparentemente- es lo mejor que tiene Kirchner para una elección, la porteña, que seguramente habrá de perder de manera muy, pero muy dura.

Todo esto, en definitiva, tiene una convergencia conceptual patética. La muerte de Alfonsín fue un momento brillante de la madurez argentina. Una semana más tarde, con el liderazgo de un gobierno que no perdona ni a nada ni a nadie, y sigue pregonando el odio y la revancha, la Argentina vuelve a estar como estaba entonces: lamentable."
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